DONDE EL AUTOR TOMA LA PALABRA
Reflexiones, apuntes y divagaciones.
4 de julio de 2011
Macedonio Fernández / Poema de trabajos de estudio de las estéticas de la siesta (Fragmento)
22 de marzo de 2011
Franz Kafka / Cuadernos en Octava (Fragmento)
Debilidad de la memoria respecto de los detalles y la estructura del propio concepto del mundo: pésima señal. Solamente fragmentos de un todo. ¿Cómo quieres siquiera rozar tu deber supremo, cómo quieres siquiera intuir la proximidad, siquiera soñar la existencia, siquiera invocar el sueño, siquiera aprender las letras que componen la invocación, si no estás en condiciones de concentrarte hasta el punto que, cuando sea el momento decisivo, puedas apretar tu todo en la mano como se aprieta una piedra para arrojarla, un cuchillo para matar? Por otra parte: no hace falta escupirse en las manos antes de unirlas en plegaria.
Nosotros, vistos con nuestros ojos sucios de la tierra, nos encontramos en la situación de un grupo de viajeros de ferrocarril que han sufrido una accidente en un túnel, precisamente en un punto donde no se ve ya la luz de la entrada, y en cuanto a la de la salida, parece tan minúscula que la vista ha de buscarla continuamente y perderla continuamente, mientras no se tiene siquiera la seguridad de si se trata del principio o del fin del túnel. Entre tanto, en torno de nosotros, en el desorden de nuestros sentidos o en su hipersensibilidad, se da una multitud de monstruos y una especie de juego caleidoscópico fascinante o fatigante, según el humor y las heridas de cada uno.
¿Qué debo hacer?, o bien: ¿por qué debo hacerlo?, no son preguntas que se mediten allí dentro.
Muchas sombras de difuntos no hacen más que lamer las ondas del río de los muertos, porque llega de nuestro mundo y conserva el gusto salobre de nuestros mares. Entonces, el río, detenido por el asco, se pone a correr hacia atrás y empuja a los muertos de vuelta a la vida. Pero ellos están felices, cantan himnos de agradecimiento y acarician las aguas transtornadas.
A partir de cierto punto, en adelante no hay regreso. Es el punto que hay que alcanzar.
El momento decisivo de la evolución humana está siempre en el transcurso. Por eso tienen razón aquellos movimientos espirituales revolucionarios que declaran insignificante todo lo anterior, ya que, efectivamente, no ha sucedido nada todavía.
La historia de los hombres es un instante entre dos pasos de un caminante.
Desde afuera será siempre fácil derrumbar el mundo con una teoría y precipitarse inmediatamente en la misma fosa, pero sólo desde dentro se podrá conservar el mundo y a sí mismo en silencio y verdad.
El enmudecer y desaparecer de las voces del mundo.
28 de agosto de 2010
Segunda Elegía
12 de diciembre de 2009
Gloria Gervitz / Shajarit (Fragmento)
20 de agosto de 2009
William Carlos Williams / El Arte
El arte, la música y la pintura, o las artes plásticas son importantes para el hombre en la medida en que lo liberan de su tarea esencial… La mente no puede dar su máximo a menos que encuentre este alivio. Una mañana, después de un sueño relajante, el hombre se levanta, quizá en la oscuridad previa al alba, y lo que le había estado fallando en la elaboración de los ingredientes de un color se le aparece en un destello, y los detalles se despliegan ante sus ojos.
Estos son sueños fantásticos, Pasteur dijo un vez que el hombre necesita una teoría que lo guíe. Lo que sostiene a un hombre entre sus camaradas es su secreta opinión de sí mismo. En el instante en que miro a un hombre a los ojos sé lo que vale para mí y sé cómo tratarlo… Un gran signo de dólar me previene de inmediato.
Si un hombre es de sangre azul, un artista –y es a la vida de un artista a la que hago referencia aquí– estaría por encima de todo esto. No puede darse el lujo de caer en ello. Por eso los hombres con los que uno quisiera asociarse permanecen casi siempre en silencio, frecuentan al círculo familiar y a los amigos íntimos; los mejores entre ellos son enigmas para sus semejantes, íntimamente abiertos en sus trato con otros hombres, no tienen nada que vender.
Pienso que los jóvenes se ven arrastrados con facilidad por la pasión; pero un hombre viejo, si es sabio, sabe por qué escribe un buen poema. Me gusta pensar en el dibujante japonés Hokussai quien dijo que cuando tuviera cien años (vivió hasta los noventa y nueve), cada punto sobre el papel sería significativo. Si a uno le interesa la teoría, como le interesaba a Pasteur, y conserva la mente alerta e intenta mejorar técnicamente sus poemas, hará el trabajo, y nunca dejará de producirlo. De hecho, espero añadir, con mi último aliento, algo nuevo a mi equipo técnico de modo que me sienta un poco más satisfecho de mí mismo que en el pasado. Pienso que cuanto mayor se es, siempre que no se abuse de las propias facultades, tanto más preparado se está como artista.
Cuando se ha dejado atrás el sexo, la ambición, ¿qué puede crear un hombre viejo? Arte, desde luego, una obra de arte que lo sobreviva en la vida de la gente joven. El viejo se encuentra con los jóvenes y sigue viviendo.